"Azules " ( Acrílico- sin terminar- ) |
Cuando se ponga el sol, sigue al halcón.
Te espero en el desierto de cristal de cuarzo.
Mi piel blanca ansía tus labios en la espesa oscuridad.
Ven, ven a tomar el néctar de mi ombligo.
Déjame escurrirme entre tus brazos,
para descubrir una y otra vez tu piel cálida
con mis labios ciegos, enloquecidos.
Con el último resplandor de la vela que se apaga
nuestros cuerpos brillaran en el abrazo absoluto
Cuenta mi abuela que en un lejano país, un anciano oyó el grito de un halcón que había caído en una trampa. El anciano se compadeció al verle, decidió curarle y soltarle.
Al llegar a casa le contó a su mujer sobre lo ocurrido y ella le dijo: “Hiciste bien." y los dos se pusieron alegres.
Al atardecer alguien llamó a la puerta: el anciano salió y encontró a una chico joven que dijo: “Me desorienté en el camino, ¿Podría quedarme en su casa esta noche?”.
Esa noche los tres conversaron y él les contó que no tenía casa a donde ir ni familia con quien estar.
Los ancianos le propusieron: “¡Quieres ser nuestro hijo!”
Al día siguiente,el joven se levantó muy temprano para preparar el desayuno, pero no había ni pasta ni te, ni queso de cabra ni manzanas Fuji
Miró a su alrededor y divisó un telar en una habitación contigua y en unos instantes se empezó a oír el sonido del telar mecánico.
Cuando los ancianos se despertaron, el joven les entregó una pieza de tela bellísima diciéndoles: “Padres, vendan esta tela y compren lo necesario para vivir”.
El anciano recibió mucho dinero por la pieza de tela y compró lo necesario
Esa noche el abuelo dijo: “ Vamos a dormir”, pero el joven contestó: “Yo voy a continuar trabajando un poco más”.
Los ancianos le dijeron: “¡No! hoy no trabajes, es mejor que descanses”.
el joven contestó: “Quiero hacer más piezas de tela, pero quisiera pedirles un favor, no entren a la habitación cuando esté trabajando.”. El anciano preguntó sorprendido:¿No podemos verte trabajar?”.
el joven contestó: “No, por favor, quiero que me prometan que no lo harán.”
Los ancianos no entendían la razón por la cual les pedía eso pero asintieron con la cabeza.
El joven tejía cada noche una pieza de tela que se vendían como “pan caliente” A su vez, cada día estaba más delgado. El anciano le decía: “¡Tienes que descansar”, pero el joven respondía: “Voy a seguir trabajando sólo un poco más”
Una noche, el anciano no pudo contenerse y dijo: “Voy a verle”, la anciana replicó: “Tenemos que cumplir con nuestra promesa”.
El anciano miró a través de la puerta que estaba entreabierta y para su sorpresa divisó a un halcón trabajando en el telar.
El halcón utilizaba su pico para quitarse plumas, que utilizaba para decorar las hermosas piezas de tela que hacía.
Este advirtió que estaba siendo observado y se disfrazó nuevamente de joven, y se dirigió al anciano: “Yo soy aquel halcón que salvó de la trampa. Por salvarme la vida quise devolverle el favor y para ello se me dio la oportunidad de convertirme en un ser humano por una sola vez y vivir con ustedes
Ya no puedo permanecer aquí.
El joven volvió a tomar su apariencia original de halcón y levantó vuelo.