Esta mañana regresé a Gredos, a ese pueblo en la ladera de la Sierra de Gredos donde pasaba largas vacaciones de verano, con recuerdos sabor a onza de chocolate Zahor y rebanada de pan, a nata de leche recién cocida, con mucho azúcar coronándola, a leche condensada untada en el dedo
He paseado por sus calles estrechas de paredes encaladas bajo entrecruzados de cables de todo tipo sobre mi cabeza, y siempre bajo la mirada de la Torre de la Iglesia de San Bartolomé, patrón del pueblo.
Luego he comprado tomates, de los de siempre, de los de toda la vida, CON SABOR A TOMATE, y una piel fina, como la de tu cutis, suave, sensual. Cada uno de un tamaño, cada cuál del color que le apetece. Sin la presencia que da la clonación pero si un sabor imposible de igualar
Luego hemos buscado un sendero fuera de las miradas
Apartado de todo el mundo, donde nadie supiera de nuestros gemidos
Federico Garcia Lorca
...
Pasadas las zarzamoras, los juncos y los espinos,
bajo su mata de pelo hice un hoyo sobre el limo.
Yo me quité la corbata. Ella se quitó el vestido.
Yo el cinturón con revólver. Ella sus cuatro corpiños.
Ni nardos ni caracolas tienen el cutis tan fino,
ni los cristales con luna relumbran con ese brillo.
Sus muslos se me escapaban como peces sorprendidos,
la mitad llenos de lumbre, la mitad llenos de frío.
Aquella noche corrí el mejor de los caminos,
montado en potra de nácar sin bridas y sin estribos.
No quiero decir, por hombre, las cosas que ella me dijo.
La luz del entendimiento me hace ser muy comedido.
Sucia de besos y arena yo me la llevé del río.
Con el aire se batían las espadas de los lirios.
Luego entre risas: ROBAMOS zarzamoras e higos
Ven conmigo a Gredos...